¿Qué es el BDSM?

El BDSM es un conjunto de prácticas sexuales CONSENSUADAS basadas en el poder (su cesión, su uso y su dramatización), también conocido como sadomasoquismo.

BDSM es un acrónimo compuesto por las primeras letras de Bondage (atadura), Disciplina, Dominación, Sumisión, Sadismo y Masoquismo; que son las actividades que suelen componer su ejercicio.

El BDSM está basado en una intensa confianza mutua, ya que una de las partes suele abandonarse al otro, de forma altamente teatralizada, y éste asume la responsabilidad de desarrollar las técnicas sexuales que, previamente, se han decidido.

De forma simplista, una de las partes asume, por completo y premeditadamente, el papel de «estrellita de mar» y se limita a dejarse hacer o, según el momento, a obedecer lo que se le dice.

La mayor parte de los practicantes del BDSM emplean técnicas suaves, adaptadas como complemento de su vida sexual habitual (generalmente, se refieren a ello como «juego sexual») y rechazan la etiqueta del BDSM.

Por otro lado, una minoría integra el BDSM como una parte esencial de su vida a todos los niveles, llegando a formalizar su relación mediante un contrato de sumisión; y, en algunos casos, todavía mucho más minoritarios, centralizan su vida en torno a la relación de dominación – sumisión que establecen, en lo que se conoce por 24/7 (o sea, 24 horas, 7 días a la semana).

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Atadura teatralizada para BDSM.

Puntos fuertes del BDSM:

  • La elevada tasa orgásmica en mujeres (en hombres, no se aprecia diferencia cuantitativa).
  • La solidez de las relaciones de pareja que integran habitualmente elementos BDSM (relaciones más largas, emocionalmente más cálidas y con mayor sensación de intimidad).
  • El control de la ansiedad (en ambas partes), que se debe a la existencia de reglas claras y prefijadas (que eliminan la incertidumbre y la ambigüedad en la relación), todo lo cual incide en la eficacia orgásmica y, en el caso de los varones, en la corrección de problemas de impotencia y eyaculación precoz.
  • Reducción de sentimientos de culpa en sus practicantes; debido a la aceptación mutua de ese interés y el apoyo que ello representa.

La impresión de sordidez y perversión que suele asociarse a la práctica del BDSM es, en gran parte, errónea y resultado del desconocimiento y el prejuicio (habitualmente desde la moral judeocristiana).

BDSM

Salvo una minoría de participantes con tendencia al exceso teatral y la exhibición (y, claro, los circuitos de prostitución), el grueso de BDSM no presentan conductas sociales disruptivas ni rasgos psicológicos anormales.

De hecho, es al revés…

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E, incluso se han documentado beneficios para la salud en los practicantes sadomasoquistas y de BDSM.

Como el estudio del psicólogo James Ambler de 2016: Consensual BDSM Facilitates Role-Specific Altered States of Consciousness: A Preliminary Study. En el que se apuntan reducciones de las tasas de estrés y ansiedad, similares a la práctica del yoga o la meditación.

O el estudio de Donald Williams (Associate Professor. Idaho State University Department of Sociology, Social Work and Criminology)  publicado en ‘Journal of Positive Sexuality’, que el autor resume declarando que:

“Nuestros descubrimientos muestran que las prácticas sadomasoquistas y las disciplinas de dominación provocan en las personas efectos parecidos al de otras experiencias de ocio y son tan relajantes y sanas como el golf, la natación o asistir a conciertos y actividades culturales”,

¿Quieres saber cómo es una sesión típica de BDSM?

Si quieres saber más del BDSM… Puedes visitar la web de la Asociación BDSMK.