Cada mes, iremos colgando un vídeo de temática BDSM comentado, resaltando los puntos de interés para entender mejor esta forma de entender la sexualidad.
Pinzas de tender.
El uso de pinzas de tender como elemento de BDSM está muy extendido por su eficacia (hace daño), su ajuste (puede modularse fácilmente a la tolerancia de la persona que desarrolla el rol pasivo) y su accesibilidad (en todas las casas hay pinzas y no resultan sospechosas ni difíciles de justificar).
En las mujeres suelen usarse sobre los pezones (aquí, muy a menudo y casi de forma preferente) y los labios vaginales. Los pezones son, con diferencia, la zona más empleada; mientras que los labios vaginales y aledaños resultan más complicados. Por un lado, la zona suele estar (deseablemente) húmeda, con lo que los agarres son más dificiles, y por otro, un error de pellizco puede tener consecuencias graves (y acabar con la sesión). Pellizcar desafortunadamente el clitoris, por ejemplo, supera el umbral de dolor de casi cualquier mujer.
En hombres, las zonas habituales son los pezones (que suelen ser más pequeños y difíciles de agarrar), los testículos (fáciles de pellizcar, pero generalmente, solo se agarra el pellejo y no transmite apenas dolor) y el pene, el cual, si está en erección suele ser complejo de pellizcar y si no lo está, es fácil de pellizcar, pero tampoco genera un dolor destacado… Salvo en la zona del glande, donde las precauciones son las mismas que en el caso del clítoris femenino: Es decir, muchas.
En el vídeo se muestra un uso extensivo de las pinzas en pezones, pecho, genitales y labios (de la boca); se aprecia, alrededor del minuto 2:45 el efecto de agitar las pinzas ya puestas (incrementa el dolor) y la precaución con la que lo realiza.
Es una técnica ritual, ya que se desarrolla a baja velocidad y requiere cierta precisión; puede combinarse bien con otras actividades (felación, coito, masturbación…) si no se abusa del número de pinzas (una en cada pezón permite una libertad de acción suficiente para casi todo).
Tres notas: 1) Suele doler más al sacarse que al ponerse, por lo que, extrema precauciones al retirarlas. 2) No conviene someter a la persona que las lleva a esfuerzos violentos, o se corre el riesgo de que la pinza salte de forma accidental (y haga más daño y más lesión de lo previsto); y 3) Mejor de madera que de plástico (el agarre es más agradable y resbala menos).
Spanking – Azotes.
El spanking, o simplemente, azote, es una de las técnicas más usuales asociadas al BDSM. Su nivel de complejidad báscula entre lo artificioso (combinándolo con disfraces, ataduras, juegos de rol o cualquier otra parafernalia) y lo cotidiano (manotazos sencillos y casuales al pasar junto a la pareja, por ejemplo, mientras cocina).
En este vídeo se aprecia una ejecución simple y efectiva, manotazos (de intensidad moderada) sobre los glúteos (alternando para no sobrecargar zonas). Primero sobre la falda y, posteriormente, sobre la ropa interior (probablemente para proteger la nalga). Es decir, una ejecución suave.
Asimismo, se escuchan abundantes locuciones de la sumisa en dos líneas de diálogo; por un lado, manifestaciones de disculpa, por ejemplo, «Sorry» (de lo que se desprende que es algún tipo de castigo teatralizado) y, por otro, maniestaciones de aceptación y placer: «Yes» (enfáticas, para animar al Amo y expresar su adhesión positiva al evento).
Este tipo de mensaje dicotómico (sufro mucho – dame más) es habitual en las relaciones BDSM, y sirven para que la parte sumisa module y entrene al amo en sus preferencias, a la vez que se excita (y le excita) con mensajes emocionantes.
Secundariamente, también se escucha al amo realizando algunas preguntas clásicas del rol castigador, en la línea de «¿quieres más?».
Vídeos BDSM anteriores…
SPANKING en la serie PADRE DE FAMILIA
La serie American Dad nos trae un abordaje curioso de las técnicas BDSM: En este corte se muestra, desde una visión cómica, la estrategia de la esposa para satisfacer sus deseos masoquistas (y obtener sus sesiones de azotes) a través de un pacto sui generis, de aceptar los golpes por las travesuras de su hijo, en el que ella se inventa faltas para ser castigada a su gusto.
Dejando de la lado la aparente inopia en la que se mueve el marido (que, dado el perfil del personaje, no es raro), los elementos clave se encuentran bien representados: ella desea aumentar su satisfacción a través del BDSM (dentro de un entorno de vida sexual aburrida), decide cuándo y cómo y lo obtiene mediante una codificación en la comunicación con la pareja.
Por lo demás, cabe destacar la visión positiva del spanking como elemento placentero y el empoderamiento de la mujer al buscárselo, si bien, se aprecia cierta disfuncionalidad en la relación de pareja, al tener que recurrir al engaño para obtenerlo.
BDSM en Family Guy
El matrimonio formado por Peter y Lois en la serie animada Family Guy quizás sea, salvo laguna informativa del que aquí escribe, la primera pareja de dibujos animados en una serie de impacto global que muestra, abierta y normalizadamente, cómo se desarrolla una relación BDSM.
A partir del minuto 4:00 se dedican a preparar el entorno y repartir los disfraces, mientras comentan cuestiones banales sobre la educación de sus hijos, y, justo antes de empezar, se recuerdan la palabra de seguridad (que es, para darle un cierre de impacto, «te quiero«) y ella (Ama) le empuja sobre la cama.
Elegante, divertido, educativo y rompedor de prejuicios y mitos. Un 10 para sus creadores.
Postura del perrito usando collar y correa.
En este vídeo, presuntamente amateur, puede apreciarse el uso de un collar y de una correa corta y gruesa, por parte del Amo, mientras la Sumisa, con las manos libres y movilidad completa, lo permite.
El uso de este juguete, más allá de la teatralización de la sumisión, permite el arqueo sencillo de la espalda (lo que intensifica los ángulos de penetración en la cópula). También tiene como efecto crear un cierto grado de asfixia en la sumisa, lo cual suele tener como efecto intensificar las sensaciones.
Conviene asegurar que la presa al cuello no es completa (para evitar ahogos accidentales) y que la superficie de la correa (cuerda, brida…) es ancha y sin claveteados o protuberancias, para evitar riesgos de lesiones en la traquea.
A partir del minuto 2:37 el Amo cambia la técnica de presión sobre el cuello y pasa a ejecutarla con la mano, buscando una anoxia más eficiente de cara al último tramo del coito, con la intención de mejorar la experiencia orgásmica de su pareja.
Finalmente, a partir del minuto 2:58 deja de lado el estilo BDSM y se centra en adaptar un ritmo de cadera cómodo y crecientemente intenso, usando las dos manos como puntos de apoyo necesarios.
Postura por detrás con collar, correa, venda y Spanking
Nuevamente, vemos el uso de collar y correa en la postura del perrito (una de las que mejor combinan estos elementos) sazonados con venda en los ojos y ocasionales tirones de pelo (1:50) y spanking (4:35).
En esta ocasión, puede apreciarse un incremento de la intensidad del uso de la correa y el tirón de pelo a medida que avanza la acción, forzando el angulo de penetración conforme se acerca el orgasmos del Amo.
Conviene apreciar como a partir del 1:37 la sumisa introduce un dedo entre la correo y su cuello, para graduar la presión que recibe. Igualmente, conviene apreciar la falta de rugosidad de la correo y su grosor (para evitar accidentes y lesiones indeseadas).
La eyaculación se realiza sobre los glúteos de la mujer, añadiendo un extra de humillación por salpicadura y suciedad.
Asimismo, se graba especialmente su estado final, probablemente, para añadir un cierto grado de cosificación a la Sumisa (por ser tratada como un objeto sexual a usar) y exhibicionismo (asociado a moralismos de «ser una guarra» y similares).
Finalmente, la grabación del acto sexual con personas vendadas permite, a éstas, visionar después el evento y les facilita imagenes mentales y estímulos, tanto para su masturbación posterior como para mejorar la ejecución en futuros embates.