MI PAREJA QUIERE BDSM

Un día tu pareja te comenta que quiere BDSM: Hacer «algo», o que le pone probar, experimentar… En resumen, que quiere incorporar el sadomasoquismo a vuestra vida sexual.

MI PAREJA QUIERE BDSM

Dos detalles:

  • UNO, es mucho mejor que te lo diga una pareja reciente (si no encajáis, pues se puede dejar y los daños son controlables). La otra opción (que te lo diga una pareja de larga duración) se vincula a fenómenos más negativos: falta de confianza, aburrimiento, desinterés (en serio ¿no sabías que le podía ir el tema después de tantos años?)… Y es una señal de alarma para reconsiderar cómo está funcionando vuestra relación.
  • DOS, es probable que la conversación vaya en términos de «quizás», «puede que me gustará», «creo que podría», «he fantaseado con que»… Y quizás sea cierto, pero, existe una alta probabilidad de que, simplemente, sea un tanteo y que tu partenaire sea plenamente consciente de que le excita muchísimo que la aten y la azoten (o similares). Está tratando de ver qué estás dispuesto a hacer sin ponerte en una situación muy incómoda, ni ponerse ella en una situación de vulnerabilidad al rechazo.

MI PAREJA QUIERE QUE LA PEGUE… ¿QUÉ HAGO?

Salvo que no tengas interés en complacer sexualmente a tu pareja, la única respuesta posible a esta pregunta es «Hazlo».… Y, añadimos, hazlo con alegría.

En el caso de que, libremente y de forma totalmente respetable, decidieras que contigo no van esas cosas y pasas hasta de hablarlo (y no digamos intentarlo); te auguro una inevitable tensión de pareja.

Y te informo, por si fuera de tu interés, que si no hay pizza en tu cocina, y tu pareja quiere pizza, lo mismo, una día que tú no estés de cocinillas, se acerca al Tele Pizza y se pide una con doble de pepperoni.

MI PAREJA QUIERE BDSM

PRIMEROS PASOS EN EL BDSM


Primero, hablar… Después, también.

Para empezar en el BDSM (en pareja), la primera indicación es que lo habléis de forma detallada, y si hace falta, redactéis vuestro propio contrato de sumisión (o documento similar) y escojáis vuestra palabra de seguridad.

Y, cuando digo detallada, me refiero a muy detallada: insultos, ataduras, objetos, golpes… Todo lo que tu pareja quiere de BDSM debe ser explicitado. Sobre todo al principio, luego ya irás viendo si innovas.

Todo debería ser abordado con la mayor amplitud de miras. En este charla, conviene ahorrarse las caras de extrañeza, los juicios morales y los comentarios despreciativos… Cualquier forma de rechazo, obvia o sutil, en esta fase puede llevar al traste vuestra futura felicidad sexual.

Evidentemente, tampoco es la ocasión apropiada para expresar supuestas paradojas intelectualoides sobre la actitud feminista y el deseo de ser maltratada (deja la filosofía fuera de la cama, o te expones a ser tú el que se quede fuera de ella).

Llegados a este punto, lo que te debería interesar no es el qué hacer (ya te lo han dicho), sino el cómo (hacer lo que ya sabes que quiere).

La práctica hace al maestro.

Así, llegamos al segundo punto: Practicar. Practicar y practicar. El proceso de acople de una pareja BDSM es el mismo que el de una pareja vainilla, vas probando y lo que funciona lo apuntas, repites y amplias.

Los puntos básicos iniciales de las prácticas BDSMeras son:

  • 1.- Recordar que es una teatralización del acto (es útil hacer ensayos de diálogos y movimientos, sin la pareja presente). La idea es que salga natural.
  • 2.- Tener un extremo cuidado, las torpezas que mezclan fustas y labios vaginales suelen tener desagradables consecuencias.
  • 3.- Asegurar la comunicación antes, durante y después de los eventos.
  • 4.- Tener muy en cuenta que lo que ocurre durante los eventos BDSM no se extrapola, necesariamente, al resto de vuestra vida en común. O sea, podrás darle miles de órdenes despóticas durante el teatreo sexual, pero fuera de la cama, todo por favor y gracias.
  • 5.- SIEMPRE, siempre, siempre, extremar las medidas de seguridad e higiene. Esto es particularmente importante si usas cualquier método de asfixia erótica y cualquier cosa que vincule al cuello y obstruir la boca (que te diría que no lo usarás hasta ganar expertise).
MI PAREJA QUIERE BDSM

MI PAREJA QUIERE ATARME Y AZOTARME.


La cuestión del rol es importante si tu pareja quiere al empezar en el BDSM, los retos de desarrollar el rol de Amo no son los mismos que los de desarrollar el rol de Sumiso.

Como AMO, ejerces una serie de acciones que dañan (placenteramente, pero con dolor y lesiones) a una persona que, en teoría, lo desea y lo pide.

Puede ser técnicamente más exigente, hay que aprender a usar herramientas, nudos y a teatralizar una puesta en escena violenta, despótica y sucia, desoyendo las suplicas, los lloros y tu propia resistencia a causar dolor a un ser querido (por no hablar de las resistencias psicosociales a ejercer un rol machista y degradante para la mujer)….

Pero, esencialmente, es un aprendizaje mental, psicológico y emocional; sin más.

Como SUMISO, técnicamente, no se te exige gran cosa (suele ser un rol pasivo). Pero, recibes dolor, eres insultado, menospreciado y atado (en un modo u otro).

Para esto no existe aprendizaje posible (nadie puede aprender a que le guste que le derramen cera caliente en los pezones), o te excita y te genera un intensísimo placer o no.(igual te llevas una sorpresa, pero de entrada, no lo fuerces).

La solución inicial es incrementar el trabajo de teatralización: Fustas de terciopelo que no dañan, esposas con autocierre que no limitan, ataduras con papel higiénico que aguantan lo que deseas que aguanten…. En resumen, evitar todo lo que haga daño de verdad.
Paralelamente, se debe maximizar el trabajo de interpretación: «No, por favor, no puedo más», «me rompes con tu pollón» y frases similares, según el guión.

En ambos casos (amo y sumiso), se recomienda centrar la atención, no en lo surrealista, ridículo y/o cómico del conjunto de la situación (que lo suele ser bastante), sino en el placer que le genera a la otra parte.

mi pareja quiere bdsm

Pero, ¿me gustará el BDSM?

Testimoniar el éxtasis de tu pareja sexual (sin que a ti te genere más que una superable incomodidad inicial) suele ser suficiente estímulo para darse al BDSM con alegría y buena disposición.

En el fondo, no es muy distinto a lo de esas personas a las que les excitan los zapatos de tacón, los uniformes, las banderas nacionales o que les hablen francés durante el coito.

Ves que se lo pasa tan bien, y a ti te cuesta tan poco darle el capricho… ❤ ❤ ❤

¿Qué pasa cuando crees que a tu pareja le encantaría el BDSM, pero te dice que NO?